jueves, 27 de enero de 2022

Los silencios de Hugo. Inma Chacón (Reseña)


Un canto al amor, la vida y la superación. Noviembre de 1996. Hace doce horas que Olalla ha desaparecido y su ausencia no tiene sentido para nadie. No es propio de ella estar tanto tiempo sin avisar dónde localizarla, y menos ahora, cuando su hermano se debate entre la vida y la muerte, a la espera de un tratamiento experimental que podría salvarle. Todos la buscan, pero nadie logra dar con ella.”

Olalla y Hugo son dos hermanos unidos desde el principio de sus vidas por un lazo invisible, que se supone que es también indestructible. Eso es algo que la vida casi nunca soporta porque, habitualmente, la vida es individualista, oportunista y dueña de sus propios tiempos. Ellos, que no conocen esas reglas, se empeñan en sobreprotegerse mutuamente, hasta que la vida les golpea con una buena dosis de realidad y, claro, los pilla desprevenidos. Porque Olalla y Hugo, y Helena y Josep, Manuel y Rosa, y todos los que tras leer la novela ya seremos parte de su parte, caen / caemos en la cuenta de que nada en nuestra vida está decidido . Porque Los silencios de Hugo habla de la vida, sin más.

La novela nos traslada al periodo entre las décadas de los setenta y noventa del siglo pasado, germen y explosión de una de las enfermedades más terribles e incomprendidas de los últimos tiempos, el SIDA, que causó, aparte de los daños propios de la enfermedad, sobre todo en dos colectivos concretos, daños colaterales terribles en el grueso de la sociedad, como la desconfianza, el miedo y la discriminación.

Hugo, el hermano mayor, que siempre había cargado con el peso de ser el ángel protector de su hermana Olalla, infectada de polio desde niña, se introduce en el mundo de las drogas. Es un signo más de rebeldía ante el extremo conservadurismo de su padre que siempre le ha culpado de la enfermedad de su hermana. Él, que cree tenerlo todo controlado, comete un error que le obligará a tragarse, durante doce años, la terrible realidad que corroe su cuerpo y su mente, para no dañar a su entorno, sobre todo, para no dañar a Olalla. De nuevo tiene que ser él quien la proteja, pero ahora de sí mismo. Las matemáticas serán el escudo con el que intentará no sucumbir también ante la vulnerabilidad del amor.

Su silencio es también la respuesta al comportamiento de Olalla de no quejarse nunca, a pesar de la multitud de operaciones, a pesar del tremendo esfuerzo que ha tenido que realizar para vivir de igual a igual que los demás, para ser la mujer coja que vive su vida con normalidad, y no la “cojita” digna de lástima. Olalla intuye que algo ocurre y que no es bueno y decide que ahora le toca a ella coger al toro por los cuernos, aunque para conseguirlo tenga que apostarlo todo a una sola carta. Todos la conocen y saben que no parará hasta conseguir su propósito, por eso, a todos se les viene el mundo encima cuando Olalla desaparece, sin decirle nada a nadie, sin ninguna razón aparente.

Aunque la muerte se intuye en la novela desde el primer capítulo, Los silencios de Hugo es un canto a la vida a través del sufrimiento, de la soledad –el silencio siempre se rodea de soledad–, pero también a través de la fortaleza del ser humano, que es capaz de anteponer el amor a cualquier dificultad, a pesar de que, inevitablemente, el miedo trate de interponerse alegando otro tipo de razones protectoras, lícitas, que nacen de la cobardía y la desinformación, pero también del desconocimiento.

Cuenta Inma Chacón en una entrevista1 que la novela, aunque está basada en un caso real, no cuenta la historia tal y como sucedió, porque a veces la realidad, según sucede, no es verosímil para la literatura. El primer borrador, escrito a finales de los años noventa, tuvo que madurar en un cajón para emerger ahora con todo su realismo. El resultado es una novela dura, pero emotiva a la vez, capaz de dar al lector una dosis grande de carga positiva y esperanza. El secreto radica en el tratamiento del lenguaje, clave para introducirnos, sin traumas, en un tema tan delicado, que a nadie va a dejar indiferente; y en la perfecta construcción de unos personajes que, desde su silencio, su presunto egoísmo, pero sobre todo desde su coherencia, llenan todos los espacios posibles. Son personajes que se desarrollan, como la transición española, con una dosis de valentía y miedo que nace de puntos de vista a veces diametralmente opuestos. Sin embargo, Inma Chacón no cae en la trampa de la moralidad o el maniqueísmo, no juzga a los personajes o a lo que representan. Todos, con sus errores y aciertos, tienen su parte de razón.

Lo más importante de la novela es que nos toca la piel, aunque no tengamos a nadie debatiéndose entre la vida y la muerte, aunque no conozcamos a nadie infectado de SIDA, o creamos no conocerlo, porque la estigmatización los sigue invisibilizando, a pesar de que hoy hayamos cambiado el silencio por la sobreinformación.

1Entrevista realizada en Instagram por @booksandmark el 24/01/2022.

Inma Chacón. Los silencios de Hugo. Contraluz editorial, 2021