jueves, 12 de diciembre de 2024

Versos a la deriva. Marina Díez (Reseña)

 


Versos a la deriva es un poemario a flor de piel. Certifica que su autora, Marina Díez, vive en poesía. Navega las riberas de su dulce río y relata su historia íntima con versos cotidianos y amorosos, agrupados aquí a palabra limpia, que irradian el calor del corazón. Con inusual depuración del lenguaje, entre lo cotidiano y lo trascendente, su escritura es poesía pura en tiempos de prosa. Un regalo que dibuja la arquitectura del alma. Una amapola que para siempre floreció. (Ángel Fierro).

La poesía es una buena manera de dejar la piel a la intemperie, de desnudarse sin necesidad de tocar la ropa. Al lector le corresponde entender cuál es el envoltorio que, como ilusión definitoria, reviste al poeta de colores y fragancias, de sabores y susurros, y permiten que su cuerpo se funda con la tierra amasando en sus raíces las plantas de sus pies. Esta es la primera sensación que me deja la lectura de Versos a la deriva, el último libro publicado por la poeta y editora leonesa, Marina Díez.

Por eso es de sensaciones de lo que quiero hablar aquí.

Del susurro del agua que aparece de repente entre las olas verdes del mar terrestre y contagia las almas que circundan el tiempo, en el lugar en que la sangre se mezcla con las lágrimas, el mismo que convierte los brazos en hogar.

Mis sueños se tornan en pesadillas / mastico muñecas / que luego, en el baño / paro muertas

Del miedo justificado a la pérdida que al fin se convierte en explosión de los sentidos, como la caricia de la primavera, a pesar de suceder entre las paredes nevadas de un hospital en medio del más crudo invierno. De la poesía que crece antes de nacer, que emerge de las entrañas del cuerpo como sinónimo de vida y de futuro, un cuerpo, también, donde la ternura se hace fuerte contra el miedo, acurrucada entre tabiques de madera, con la cuerda latente a punto de saltar, como halo de la valentía de una muñeca rota pero capaz de amar.

Amante amor de madre, también amor carnal y desamor, amor simiente germen del recuerdo y del futuro.

¿Y si me abandono al oleaje? / ¿Si cierro los ojos y dejo de mirar / para poder sentir?

Una mente a la deriva que es capaz de sembrar pensamientos listos para crecer a través de la lectura, reconocerse en la lectura a pesar de no saber o de saberse protagonista de una historia cotidiana regada de vino y brillos de cristal roto que confirma que algo falla en esa perfección impuesta.

Me tocó en la lotería de las ganas de llorar / el premio gordo

En un ser siempre cargado de esperanza, a pesar de todo.

Tengo mucha poesía debajo de mi cama.

Siempre he pensado que en poesía el tiempo es otro, como el ánimo que cambia de un minuto a otro por culpa de una lágrima que brota de repente y nos recuerda que un día, sin darnos cuenta, nos desprendemos de la infancia y confundimos menstrual con monstruoso.

Versos a la deriva se nos abre a un espacio para el eterno retorno a temas universales, como la infancia, la tierra y el equilibrio, la lengua materna y la maternidad, la pérdida y el duelo, la duda que apuntala la confianza, el grito y el silencio, para construir desde ahí un poemario que se aprovecha del lenguaje sensorial, pero sencillo, de una mujer adicta a la tinta y la poesía. Marina Díez se abre en canal para evitar que sea la grieta la que se haga surco, para intentar que su mundo, que tanto se parece al nuestro, no naufrague entre tanta tontería.

Romperse por dentro no hace ruido, / solo muestra unas pequeñas grietas en el exterior / y quizás algunas fugas en los ojos

Bruja o hada, qué importa, si nos encontramos entre líneas.

Marina Díez. Versos a la deriva. Bajamar, 2024.

Pedro Turrión Ocaña