“En Fármaco encontraréis un cerebro que quería desaparecer y una escritora que lo agarró y buscó cómos y porqués entre recuerdos, conductos y cavidades.”
«La lucha por escribir es siempre la misma: un pequeño temblor poético frente al gran filete de la realidad.»
No es cuestión de desnudarse, sino de abrirse en canal y desangrarse. Tras el terrible trago de sufrir una depresión que la llevó al borde del suicidio, Almudena Sánchez se aferra a todas las fuerzas de la naturaleza para escribir un libro consciente y sincero con el que consigue transmitir al lector, a partir de la tristeza y el enorme sufrimiento, una gran dosis de esperanza y positivismo: Fármaco.
Para conseguirlo, la autora construye un relato de ficción en el que nos cuenta su realidad, que no es la panacea que nos hará inmunes a la terrible enfermedad destructora que ella ha sufrido, sino una alerta, un aviso a navegantes, un semáforo en ámbar que en un instante puede teñirse de rojo sin avisar.
A través de sus páginas, Almudena Sánchez recorre la línea irregular de su existencia, no solo desde las imágenes que el recuerdo almacena en su mente, sino también a partir de pensamientos y delirios que lo mismo han podido nacer del deseo o de la repulsión, del sueño tranquilo o de la pesadilla. Nos muestra todas las cicatrices que le han ido quedando después de cada herida, desde los días de colegio en su pueblecito balear de Andratx, hasta las conversaciones con el siquiatra que la ayudó a curarlas. Pero el logro más importante del texto es que, a través de su prosa tranquila y perversa, capacita al lector para distinguirlas claramente, hasta las que han quedado grabadas en su cerebro.
Sin embargo, no hay nada tópico en el libro, porque todo es ficticio y real en él, como la inestabilidad de la vida y la certeza de la muerte. No hay autocompasión, pero tampoco vanidad ante su capacidad de supervivencia, sino una calibrada descripción de los fantasmas silentes que hicieron de su mente el lugar de su expansión y que a punto estuvieron de lanzar su cuerpo contra la negra silueta metálica de la muerte.
Piensa que: «Existe una oficina dentro de mis ganas de vivir. Una burocracia emocional. Un DNI estropeado. La imposibilidad de tomarse el mundo como quien se toma una copa de vino: sin pensar en nada y con la debida tranquilidad», a pesar de ser consciente también de que: «Hay poesía en los manteles a cuadros».
Almudena Sánchez. Fármaco. Penguin Ramdom House Grupo Editorial, 2021.
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