jueves, 11 de diciembre de 2025

La encrucijada de Paula. Nora Cristina García (Reseña)

 

Paula, la protagonista de esta novela, es una joven estudiante de Derecho, que se gana la vida como ayudante en una clínica veterinaria del Gran Buenos Aires, durante la aguda crisis argentina del año 2001. En medio del pánico y de la sacudida social que supone el corralito, ella y su jefa soportarán todo tipo de acosos y amenazas para forzarlas a abandonar el negocio. Por si eso fuera poco, cuando creen que nada puede ir a peor, se verán salpicadas en una muerte que dispara las fantasías del vecindario con las hipótesis más descabelladas. Mientras tanto, los animales, pacientes del centro, no son ajenos a las tensiones que sufren sus dueños y experimentan extraños cambios de conducta.


Cualquier tragedia es digna de ser narrada desde diferentes planos, incluso –¿por qué no?– desde los más arriesgados, como convertir lo grande en pequeño sin por ello banalizarlo, para intentar ver el suceso en su máxima extensión a través de la presunta insignificancia del individuo corriente, es decir, mirarlo desde la generalidad.

¿Podemos decir, entonces, que La encrucijada de Paula cuenta una historia insignificante?

Nada más lejos de la realidad.

La novela relata la historia de Paula, una estudiante de Derecho que aún vive en la casa familiar junto a su madre y su hermana, a partir del momento en que comienza a trabajar en una clínica veterinaria, y que coincide en el tiempo con el desastre que sacudió Argentina en el año 2001. De un modo u otro, todos hemos oído hablar de los sucesos de ese año –la crisis económica, el corralito–, pero casi siempre desde lo político, lo económico, la rabia o la discusión, versiones, todas ellas, que tarde o temprano se convierten en una buena razón para apagar el noticiario o dejar el libro en el estante más alto de la biblioteca del salón.

Nora Cristina García, sin embargo, ha querido ofrecernos su visión desde un punto de vista mucho más humano que, aunque tiene el humor como trasfondo, es capaz de hacernos sentir el miedo y la inestabilidad del momento, pero también el aguante y la necesidad de seguir trabajando aunque todo alrededor parezca desmoronarse. Su secreto está en servirnos la tragedia en tragos cortos, desde la mirada particular de las personas –subrayo el término personas– que conviven alrededor de la clínica veterinaria en la que Paula pasa ahora la mayor parte de su tiempo.

García convierte el entorno de la clínica en la metáfora perfecta de la ciudad de Buenos Aires, situando entre sus paredes el epicentro de un microcosmos del que participan  muchos de los actores de la crisis: trabajadores, pequeños comerciantes, ahorradores, jubilados, amas de casa, inmigrantes… Hay amenazas, presiones para que abandonen el local, vecinos asustados, rumores que se mezclan con verdades a medias, y hasta una muerte en extrañas circunstancias que altera todavía más el ambiente. En medio de todo este desastre, los animales que pasan por la clínica, acompañando a sus dueños, se convierten en espejos silenciosos de lo que la gente vive.

Uno de los mayores logros de la novela es precisamente mostrarnos cómo las crisis no solo afectan a las personas, sino también a los seres más vulnerables que dependen de ellas.

A pesar de la oscuridad del contexto, el libro –como he mencionado anteriormente– tiene momentos de humor y ternura que suavizan la tensión. Paula no es una heroína extraordinaria, y por eso mismo el lector conecta rápido con ella: estudia, trabaja, tiene miedo, se equivoca, se anima, se cae y vuelve a levantarse. Es fácil sentir que uno la conoce, o que se parece a alguien que vemos a diario en la cola del supermercado o esperando el autobús cuando aún queda un rato para que salga el sol.

Tal vez lo que más destaca, a medida que avanzan los capítulos, es la manera en que Nora García disecciona la dureza del momento a través de una mirada sensible y cálida, pero nunca sensiblera. La realidad de la crisis no desaparece por ello: está ahí, inevitable y dolorosa, pero junto a ella también están la solidaridad, la compañía y esos pequeños gestos que permiten, a pesar de todo, querer que la vida siga.

La encrucijada de Paula es una novela sobre todas esas personas comunes –que somos la mayoría– que no dudan en enfrentarse a los retos que surgen en tiempos extraordinarios, o que no les queda otro remedio que hacerlo. Con una prosa fluida y cercana, Nora García nos muestra de manera eficaz una forma original de afrontar una crisis, fijando el foco en aquello que nos sostiene, que nos mantiene de pie, y poniendo en valor la importancia de los espacios pequeños —una clínica, un trabajo, una amistad, un animal, la familia— cuando lo grande –lo que sale en los telediarios, lo que guardan los libros de historia– falla.

«A nosotras nos enferman hasta las buenas noticias».

Una crisis concreta como metonimia de "La Crisis", una realidad contagiosa que, me da la impresión, ha decidido quedarse un rato más. Puede que lo importante sea aprender a no resignarse.

«Es una suerte trabajar con animales: son los únicos que no se quejan de la crisis».

Nora Cristina García. La encrucijada de Paula. Velasco Ediciones, 2025.




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